El BSI actualmente asume que los usuarios privados sin una función importante en el estado, la economía y la sociedad no son el foco, pero que también pueden convertirse en víctimas de los efectos colaterales en caso de un ataque exitoso.
Por tanto, si utiliza un software antivirus de Kaspersky, la agencia de seguridad alemana recomienda reemplazar el programa por otro. Y no importa el que elija, ya que las pruebas realizadas por expertos en este campo muestran que los antivirus varían en alcance, pero casi todos los programas conocidos funcionan de manera confiable.
No obstante, debe tenerse en cuenta que el cambio a otros productos, en la mayoría de las ocasiones, se asocia con pérdidas temporales de comodidad, funcionalidad y seguridad. Por lo que el BSI recomienda que “se lleve a cabo una evaluación y consideración individual de la situación actual y, si es necesario, que se consulte a los proveedores de servicios de seguridad informática certificados por el BSI”.
Si optamos por seguir las indicaciones de la agencia de seguridad alemana, es importante recordar que el antivirus existente no se desinstale sin tener una alternativa en nuestro poder, puesto que: “Si el software de protección se eliminara sin una correcta preparación, los equipos podrían ser vulnerables a ataques exitosos”, aclara la entidad.
¿Ciberguerra fría?
Por su parte, la compañía de antivirus Kaspersky ha asegurado que la decisión de la agencia alemana “se toma por motivos políticos y no porque esté fundamentada en una evaluación técnica”, a lo que añade: “Nos comunicaremos con la BSI para aclarar todos los puntos que sean necesarios referentes a su decisión y para abordar cualquier inquietud adicional que pueda tener, tanto ellos como otros reguladores”.
Aunque no es la primera vez que la compañía sufre este tipo de acusaciones. En junio del año 2018, bajo la administración del expresidente Donald Trump, la instalación de los productos de la empresa Kaspersky fue prohibida en todos los equipos de las agencias del gobierno de los Estados Unidos y, posteriormente, de la Unión Europea. Tras la acusación por parte de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos a Kaspersky de trabajar con el servicio Federal de Seguridad de Rusia. Kaspersky calificó estos actos como una “ciberguerra fría innecesaria” y traslado su base de datos de detección de amenazas de Moscú, Rusia, a Zúrich, Suiza. Y desde entonces: “Los archivos maliciosos y sospechosos compartidos voluntariamente por los usuarios de productos de Kaspersky en Europa se procesan en centros de datos ubicados en Suiza, con instalaciones de primer nivel y cumpliendo todos de los estándares de la industria para garantizar los más altos niveles de seguridad”, aclara la compañía de antivirus.
LA RAZON